jueves, octubre 19, 2006

Retratos de una obsesión

Foto-matón

Película vapuleada en las salas por ese engañoso trailer que intentaba vender un film de psico-killer que perseguía, cuchillo en mano, a sus víctimas. En realidad la película tiene poco que ver con ese tipo de americanadas, ya que torna hacia el drama de una mente perturbada por la soledad y ansiosa de encontrar amigos con quien compartir su vida, para sentirse parte de una familia debe recurrir a hacer duplicados de sus fotos y contemplar hasta el más mínimo detalle de las mismas, pero siempre en la distancia.

La estética de la película es muy moderna, con predominio del azul, blanco y rojo, y sin duda, uno de sus fuertes, ya que nos atrae desde el primer fotograma y es un placer para la vista contemplar unos colores tan limpios y ordenados.

Sin duda alguna lo más interesante de la cinta es el personaje de Robin Williams, totalmente obsesionado con realizar un trabajo perfecto en una simple tienda de fotos, su soledad está muy bien recreada y sólo con unos planos de su casa y el silencio que se respira en ella podemos imaginarnos lo triste de su vida. Realmente consigue crear un personaje intrigante, que de su extrema amabilidad causa desconfianza, y cuyos actos pueden causarnos cierto suspense.

Es curioso comprobar como esas personas pueden ser muy importantes para el personaje de Williams y, sin embargo, él no significa nada para ellos, simplemente es "el tío de las fotos".

Lo mejor: el monólogo inicial de Williams sobre las fotos.
Lo peor: le falta estar bien rematada.

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